Tengo que reconocer que la vuelta del encaje me emociona. Yo, romántica absoluta reconocida, me siento más identificada que nunca con la moda de esta temporada. Ya lo se, que lo digo siempre, que cada año encuentro algo a lo que aferrarme para decir “esta es mi temporada” y justificar así la compra desmesurada de prendas que, irremediablemente, acabarán al final de un cajón.
¿Y qué sino? ¿Vaqueros y camisetas blancas para siempre? La semana pasada empecé un libro nuevo “la magia del orden” que me tiene ensimismada. Su autora, Marie Kondo, se dedica a ordenar casas de gente para que consigan no solo orden visual y espacial, sino también organización mental. Con todo lo que esto supone. Y su teoría me ha atrapado y de verdad que no veo el momento de estar en casa un fin de semana tranquila para ponerme a hacer cajas y bolsas de basura y sacarme de encima muchas de las cosas que llevo años acumulando.
Y diréis, ¿pero eso no es muy coherente con la compra desmesurada de ropa no? Y os responderé que, de verdad, no he comprado tanto. Y que lo que dice la autora es que solo debemos quedarnos con las cosas que nos produzcan emociones positivas, si algo que tenemos en casa no nos provoca ninguna emoción, entonces tenemos que deshacernos de ello. Radical, ¿verdad? Pues me muero de ganas de hacerlo.
Por ahora esta tarea va a tener que esperar un poquito porque yo voy a estar de viaje las próximas semanas. Mientras tanto sigo empapándome de la teoría y disfrutando de los aeropuertos.
Falda/Skirt: Zara; Waistcoat: Bershka; Bolso/Purse: &Other Stories; Zapatos/Shoes: Zara
Besitos
Erika